lunes, 2 de junio de 2008

TINIEBLAS


Terminé de hundirme
en las sombrías tinieblas
que aprehendieron
mis deseos más escondidos.


Desperdicié la poca gloria
con la que un ángel me loó.


Ultimé la vida de una mariposa
que aterrizó frágil
sobre la palma de mi mano
y abrió su corazón hacia mí.


Me desequé como un capullo,
como una rama de bambú
al empezar el invierno.


Ahora,
encajonado en lo que debo hacer
huyo de la luz,
y esas tinieblas heladas regresan
y las siento en la espalda,
¿hasta cuando las seguiré?




El Chuto

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