sábado, 17 de mayo de 2008

REFLEJO



¿Y qué si te impacientan las esperas prolongadas?
Si tus uñas se humedecen
Y tus labios son surcados de escarlata sin que puedas evitarlo.

Si reflejas mi mirada en el espejo
Irascible y desbordada, sin sentidos relativos,
Convincente…

Y me usas de arma blanca para tus golpes mortales
Secos, impensados y fortuitos,
Inundantes y extendidos.

Sin llovizna…

Son mis quebradas falanges
Las que te absorben como una voz de ultratumba.

Reconstruido estás a cada instante,
Desde esa raíz irrenunciable
Que colgara de mi altillo.

Hay mil hoyos de novena dimensión
En mi mirada, mi garganta y mis rodillas.

No me sirvió cegarme para no verte,
Ni utilizar mis tendones
Para amarrarte a los antiguos barrotes.

Tan desnaturalizado y recurrente
Como el ácido asfixiante
Que emanaba de mis ojos.

Reclamo no me hagas más
Tu respirante escribano.

Exorcízate en mis leyes
Y remuérdete un instante,
Abandóname dormido,
Dormido y en paz


EiNsAmKeIt
12 de mayo de 2008
4:40 PM

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