lunes, 1 de septiembre de 2008

HACIA ATRÁS


Es más fácil retroceder, recapitular…

Vacío… inerte… frío… blanco… irrespirante… tan sencillamente muerto como sencillamente vivo estuviera hace tan poco.

Debía cerrar los ojos, no dejaría que husmearan en su rostro una mirada sin brillo y sin fondo, valía la pena hacer un último esfuerzo por apretar los párpados y por fin dejar de ser.

Sentía como los últimos latidos de su ya helado corazón hacían correr densa sangre hasta los confines del cuerpo, ya nada sentía más que la presencia inexorable del final.

Los brazos y las piernas comenzaron a endurecerse, a perder movilidad, la piel a escamarse y la boca a estar cada vez más árida, más como él: amarga y seca.

Con la cabeza hundida entre los brazos, dejaba brotar los últimos pensamientos, ¿había pensado ya en todo? Los antidepresivos a la vista, los vasos con agua de azar, todos los papeles apilados y con nombres sobre la cama tendida, las cartas con las contraseñas y las indicaciones exactas “no busquen explicaciones”

Un vaso alto lleno de agua mineral en la mano derecha, 30 pastillas en la mano izquierda, “será un largo sueño” nunca había necesitado una pastilla para dormir o para permanecer despierto… se miraba en el espejo del otro lado de la habitación y se hallaba tan sereno como siempre.

La puerta estaba ya cerrada ¿lo pensaría una vez más? No lo creo, siempre fue imposible evitar que tomara una decisión y extrañamente siempre tomaba el camino indicado, la mejor opción.

El momento…

Contando los pasos para entrar en la oscura habitación, las persianas cerradas, la ropa desordenada fuera de los cajones, los papeles poblando como siempre la mayor parte del espacio; la extraña sensación de certeza de que cada segundo es único y por lo tanto, IRREPARABLE.


"Einsamkeit"

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