Ya nada es lo mismo, pasó el tiempo y con él se arrancaron mis ganas de aventurar entre tus labios y tus piernas, y me alejé para ser otro: un espécimen raro que brama en un camino que ya no puede pertenecerle, que ahora es ajeno a todo cuanto siente.
Quedé en medio del sendero y retrocedí, no quise mirar tus ojos y ahora ellos me persiguen, brillan en la lejanía y me inquietan.
Ése era entonces, un clamante sombrío que mutó de ser esencia a ser vacío, de estar en movimiento a la inercia de mi propia opresión.
Ahora, soy yo.
"El Chuto"
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